Santiago Orduña
Don Carlos Pollería
Pollería Don Carlos
Dos meses hace ya que arranqué mi viaje por Sudamèrica. De Buenos Aires a Ecuador y de ahí al mágico Perú. Durante mi estancia en el norte del país, acabé en Chiclayo; la invitación de un amigo nunca se desprecia. Ciudad de tamaño medio, caótica y fascinante al mismo tiempo, donde tampoco hay que quitar el ojo a los amigos de lo ajeno. Paseando por una de las calles principales de la ciudad, la Avenida Balta, pasamos primero la Plaza Principal, nos admiramos con su bella catedral y continuamos río arriba con el objetivo de echar nuestras redes.
Nuestra dicha fue tal que al restaurante Don Carlos llegamos a parar. Nuestras redes en vez de pescado obtuvieron pollo ¡y qué pollo! Al emprender un viaje tan largo he tenido en todo momento que atender al bolsillo, para cuadrar el presupuesto. Eso hace siempre comer algo menos de lo necesario y quizás no todo lo bueno que se debería. Don Carlos fue sin duda una parada para reponer fuerzas.
Con una sonrisa nos recibió "Tito", el jefe del Don Carlos. Tras sentarnos, en apenas 10 minutos el camarero nos trae un pedazo de pollo con patatas fritas y una ensalada con no se qué salsa, pero oye estaba deliciosa. Tras acabar la comilona con un buen café, mi amigo y yo nos damos cuenta de que somos los penúltimos. Pagamos la cuenta y regresa Tito, con su sonrisa característica, para preguntarnos qué tal la cena. Al final nos quedamos tomando un café y hablando del Perú con Tito; sin duda, de los mejores restaurantes por los que en mi viaje he pasado y para nada caro.
Il y a deux mois, je tirai mon voyage en Amérique du Sud. De Buenos Aires à l"Equateur et au Pérou magique. Pendant mon séjour dans le nord, je me suis retrouvé à Chiclayo; l"invitation d"un ami ne méprise. Ville moyenne taille chaotique et fascinant en même temps, où l"œil doit soit retirer les amis étrangers. Marcher le long de l"une des principales rues de la ville, Avenida Balta, nous avons d"abord la place principale, nous admirons sa belle cathédrale et continuer en amont afin de jeter nos filets. Notre bonheur était tel que le restaurant Don Carlos est arrivé à arrêter. Notre réseau poisson au lieu de poulet obtenu et quel poulet! En entreprenant un si long voyage, je l"ai eu en tout temps pour assister à la poche, pour équilibrer le budget. Cela fait toujours manger quelque chose de moins que nécessaire et peut-être pas aussi bon qu"il le devrait. Don Carlos était certainement un arrêt pour reprendre des forces. Avec un sourire, nous avons reçu "Tito", la tête de Don Carlos. Après s"être assis en seulement 10 minutes, le serveur nous apporte un morceau de poulet avec des frites et une salade avec une sauce sais pas quoi, mais bon il était délicieux. Après avoir terminé la fête avec un bon café, mon ami et moi nous nous rendons compte que nous sommes l"avant-dernier. Nous avons payé la facture et renvoie Tito, avec son sourire caractéristique, de se demander comment au dîner. A la fin, nous étions en train de café et de parler avec Tito Pérou; sans aucun doute les meilleurs restaurants pour cela sur mon voyage, je passais et pas du tout cher.



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